Entender que el duelo en los niños es muy diferente al que se vive en otras edades, es acercarse a una realidad que en ocasiones se descuida o se asume con cierta indiferencia o negación.
Es importante propiciar espacios para conversar y expresar los sentimientos, reuniones de familia en las cuales la confianza y la empatía sean condiciones esenciales para que fluyan los sentimientos y se exprese el afecto y la calidez.
Por otra parte, hay que explicarles a los niños lo que es la muerte. Así entonces, no es decirles que se quedó dormido, que en el cielo necesitaban un ángel o que vino Dios y se lo llevó. Decir que, cuando un ser humano muere, no respira, no se mueve, no va a volver a jugar, ni se le puede volver a ver… tarea nada fácil, pero tarea respetuosa. Así no se les crean falsas expectativas cuando se habla de viajes o que Dios se los llevó. Porque ellas y ellos preguntan: Si Dios es tan bueno porqué se llevó a mi padre o abuelo. En fin, la verdad es mejor con palabras sencillas y amorosas.
No hay que reprimir el dolor
Dicen los padres que a ellos no les gusta ver llorar a sus hijos y se crea un mito respecto a este sentimiento, un mito que hace daño. Es casi como decirles que el dolor hay que reprimirlo y guardarlo, lo que evidencia que se sabe poco de las emociones. Facilitar la expresión ayuda a vivir el duelo y a prevenir y cuidar la salud mental de los niños.
Ayudémosles a través del arte, las lecturas, la poesía, el dibujo, y muy seguro el dolor irá fluyendo de manera adecuada.
No se pueden hacer cosas como cuando un padre, ante la muerte de una mascota, corrió a comprar otra y la hijita le preguntó, cuándo murió el abuelo: ¿Papá cuando vas a ir a la tienda a comprar el otro abuelo?
Referencia: Isa Fonnegra – El Duelo en los niños.
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Fanny Bernal Orozco
Psicóloga, experta en duelo