El Duelo en los adultos y adultos mayores es un asunto sensible que requiere una atención especial en tanto que la salud mental y física de ellos puede comprometerse de manera dramática.
Los abuelos, abuelas, viudos, viudas, padres o madres están en una edad y etapa en la cual ya no tienen muchas personas a su alrededor para hablar y contar sus penas o quizás incluso están condenados al olvido o al silencio.
En ocasiones han sido cuidadores y han acompañado a otros en una larga enfermedad y tanto sus emociones como sentimientos se encuentran alterados, dando origen a un alto nivel de estrés y de ansiedad.
Adultos y adultos mayores pueden ser más vulnerables ante las pérdidas por muerte, y cuando mueren personas más jóvenes que ellos, cuestionan su vida y sus creencias religiosas.
La muerte de un hijo o de la pareja confronta de manera dramática y cambia el curso de la vida para siempre. No es fácil recuperarse de estas muertes; son pérdidas para las cuales no existe un rápido consuelo.
Cuando se presenta un fallecimiento por accidente, suicidio, enfermedad u homicidio, resulta traumática para cualquier ser humano por lo inesperada y porque nadie se prepara para este suceso. Por ello, la frustración y el desasosiego son inmensos.
Es necesario respetar las diversas manifestaciones de angustia, impaciencia, desolación e inclusive los silencios, los cuales pueden ser ofensivos para algunos dolientes. No obstante, es importante saber que el duelo de adultos y adultos mayores necesita del apoyo de familiares y amigos que generen confianza y seguridad para que se puedan expresar las emociones. Son duelos en los cuales hay miedo, rabia, dolor, culpa, impotencia, soledad.
Validar las narrativas de dolor, escuchar con empatía, abrazar con afecto, acompañar con respeto y esperanza, son actitudes que ayudan a adaptarse a la ausencia y a la soledad que deja la muerte de un ser querido. De igual manera hay que prestar atención a los hábitos de sueño y alimenticios, cuidar y expresar amor y compasión.
Hay que cuidar la salud emocional de los adultos y adultos mayores tanto como la salud física, tener un buen duelo es responsabilidad de todos los que forman parte de la familia, incluidos amigos y cuidadores
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Lecturas recomendadas:
Jorge Montoya Carrasquilla – Pérdida aflicción y luto
José Carlos Bermejo – Estoy en duelo
Enrique Rojas – Adiós, depresión
Concepción Poch – De la vida y de la muerte
Fanny Bernal Orozco
Psicóloga, experta en duelo del Centro de Duelo
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